Un verano fui paseando por Montjuich y acabé sentándome en el teatro griego de Barcelona. Piedras milenarias y entorno naturalístico privilegiado. Había un grupo de aficcionadas que estaban haciendo la danza del vientre, llevaban velos, faldas drapeadas de colores varios y me transportó como diría yo , a otra realidad, a otro momento histórico y me relajé mucho. Cuando llegué a casa me daban como ganas de bailar y tocar algun instrumento musical...
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